¡Reloj! Dios espantoso, siniestro e impasible,
Cuyo dedo amenaza, diciendonos: <<¡Recuerda!>>
Los vibrantes Dolores en tu asustado pecho,
Como en una diana pronto se clavarán;
El placer vaporoso huirá hacia el horizonte
Como escapa una sílfide detrás del bastidor;
Arranca cada instante un trozo de delicia
Concedido a los hombres en su época mejor.
Tres mil seicientas veces cada hora, el Segundo
Susurra: <<¡Acuérdate!>> -Con voz vertiginosa
De insecto, Ahora dice: ¡Heme otra vez aquí,
Ya succioné tu vida con mi trompa asquerosa!
¡Remenber! Esto memor! ¡Pródigo, Acuérdate!
(Mi garganta métalica toda lengua conoce.)
Ganga son los minutos, ¡oh alocado mortal!
Y no hay que abandonarlos sin extraer su oro.
Acuérdate: es el Tiempo un tenaz jugador
Que sin trampas te vence en cada envite. Es ley.
Es voraz el abismo, se vacía la clepsidra.
Pronto sonará la hora en que el divino Azar,
O la Augusta Virtud, tu aún intacta esposa,
O el Arrepentimiento(¡oh esa posada última)
Todo te dirá: <<¡Es tarde! ¡Muere, viejo cobarde!>>
Cuyo dedo amenaza, diciendonos: <<¡Recuerda!>>
Los vibrantes Dolores en tu asustado pecho,
Como en una diana pronto se clavarán;
El placer vaporoso huirá hacia el horizonte
Como escapa una sílfide detrás del bastidor;
Arranca cada instante un trozo de delicia
Concedido a los hombres en su época mejor.
Tres mil seicientas veces cada hora, el Segundo
Susurra: <<¡Acuérdate!>> -Con voz vertiginosa
De insecto, Ahora dice: ¡Heme otra vez aquí,
Ya succioné tu vida con mi trompa asquerosa!
¡Remenber! Esto memor! ¡Pródigo, Acuérdate!
(Mi garganta métalica toda lengua conoce.)
Ganga son los minutos, ¡oh alocado mortal!
Y no hay que abandonarlos sin extraer su oro.
Acuérdate: es el Tiempo un tenaz jugador
Que sin trampas te vence en cada envite. Es ley.
Es voraz el abismo, se vacía la clepsidra.
Pronto sonará la hora en que el divino Azar,
O la Augusta Virtud, tu aún intacta esposa,
O el Arrepentimiento(¡oh esa posada última)
Todo te dirá: <<¡Es tarde! ¡Muere, viejo cobarde!>>