Ya son tres semanas las que he estado asistiendo al gimnasio. Después de casi dos años de desvelarme y comer hasta atragantarme el reiniciar el ejercicio físico y recuperar mi aspecto perdido es difícil, por decirlo suavemente, pero lo estoy logrando aunque lentamente.
El día de hoy en el gimnasio fue bastante duro y en la tarde salí decidido a averiguar sobre esa universidad que se abrió en Guayaquil dedicada a las artes. Debo admitir que siendo un ente estatal tiene sus riesgos al cambiar de mandatarios y posiblemente también se podría cambiar a la gente que trabaja en el interior pero por el momento y habiendo sido abierta recientemente parece que tiene futuro por lo que fui hasta allá.
Guayaquil a cambiado, es cierto, tanto para bien como para mal, antes era un ciudad que no dormía, siempre activa, una New York latina y ahora incluso los fines de semana son las diez de la noche y todo y me refiero a TODO, incluso restaurantes, bares y discotecas esta cerrado lo cual limita el comercio pero al salir en el dia y entre semana pude apreciar los fascinantes colores y actividades de la gente común y con poco cerebro, sus miedos y sus dudas al igual que los colores de aquella tarde y en gran parte me agrado lo que vi...