No se si quede alguien realmente vivo para leer estas anotaciones, supongo que es mi esperanza que me hace escribir estas entradas con el insignificante anhelo de que esto solo será una pesadilla.
Agatha de Souza
Septiembre 12 2012
Todo en la tierra era un mar de caos hasta que “eso” apareció. Excelión era una poderosa empresa farmacéutica que prácticamente apareció de la nada.
Creaba formulas “milagrosas” que acababan con casi todos los males del mundo; incluso, casi al final de los tiempos, habían desarrollado una droga revolucionaria que, aun se estaba probando, pero que ya estaba cosechando buenos frutos curando el conocido Síndrome de Inmuno Deficiencia Humana.
Tenían medicamentos que eran capaces de curar casi cualquier enfermedad por complicada que fuera, algunas en cuestión de días. Además, de que sus propietarios estaban adquiriendo fama de filántropos, puesto que sus medicinas eran de total gratuidad para las personas de bajos recursos económicos, y además donaban casi un %70 de las ganancias para detener la hambruna, le explotación infantil y demás males que, como nunca, en esta época azotaban el planeta.
Al principio, a todos les pareció extraña la aparición de esta nueva empresa, salida de ningún lado pero con las respuestas para todo; opulenta y poderosa proporcionando miles y miles de plazas de trabajo a nivel mundial en una época que ya era de común depresión monetaria.
Se los vio como un milagro.
Sin embargo, bajo la fachada de la industria farmacéutica que desarrollaba drogas milagrosas; detrás de la supuesta filantropía, se escondía una terrible verdad.
Mientras por un lado Excelión era premiado como institución por organismos tan encumbrados como la OEA y la ONU, por debajo era la que creaba y suministraba armas de alta tecnología, bombas químicas, armas nucleares de todo tipo… es decir, Excelión y toda su fachada de bondad eran un gran fraude.
Para el desarrollo de tantos prodigios, Excelión tenía contratados a los tres mejores científicos, químicos y genetistas de los últimos quince años:
Cobalt Brennan, norteamericano; experto en física quántica y tecnología del átomo.
Agatha de Souza, brasileña; experta en robótica y nanotecnología aplicada al campo médico.
Cira Rossenbaum, israelita; experta en genética, farmacéutica y clonación.
Los tres habían sido trasladados desde sus países natales, con un jugoso contrato y la promesa de que tendrían el apoyo y la ocasión de continuar desarrollando sus experimentos desde Excelión.