Guayaquil,
antes eras madera de guerrero,
y ahora, puro cartón prensado,
quebrado bajo el peso de promesas huecas,
de manos que solo toman sin dar.
¡Regresa a la valentía que alguna vez tuviste!,
alza tu voz entre el lodo y el cemento,
y ruge,
ruge contra la injusticia y la mediocridad,
que con cadenas de silencio te quieren amarrar.
Toma tu granizado,
el agua de coco y el encebollado de las calles,
y hazlo tu bandera,
un arma que rompa las máscaras del poder,
que reviente a quienes oprimen al Ecuador,
a esos que han olvidado que el pueblo no calla,
que las calles gritan más fuerte que las oficinas,
y la lucha no muere aunque intenten apagarla.