Llamemoslo persona N para darle un nombre a este sujeto.
Coincidimos en un foro de perversión ligera y nos sorprendimos al saber que vivíamos en el mismo país y ciudad. Con algo de miedo decidimos vernos en persona pues no teníamos amistades que coincidieran en nuestros pequeños y caprichosas perversiones.
Pensé que seria un gran amigo y que aprenderíamos mutuamente mas allá de nuestros deseos carnales sobre cuerpos inocentes. Me equivoque.
Su obsesión era mayor que la mía, su deseo de sexo era como un virus que corroía cualquier amistad que tocara y su inseguridad era tal que no podía concebir amistades entre dos personas de edades distintas: para ese "amigo" no existía la verdadera amistad, solo sexo.
Siempre con miedo de que sus padres conocieran sus amistades, escondiendo a un grupo de amigos de otros grupos de amigos. Nunca cumplía sus promesas, siempre estaba ocupado, nunca prestaba nada, siempre estaba con alguna indisposición, nunca confiaba en nadie, siempre fingía hacerlo.
Intente ayudarlo pues su obsesión y su depresión era en cierto punto parecida a la mía y justo cuando pensé que estaba mejorando me di cuenta que toda su adicción sexual estaba impregnándose en mi y adentrándose en él.
Pronto me di cuenta que a pesar de lo mucho que había intentado su paranoia obsesiva, sus celopatias y miedos eran mayores de los que cualquiera podría prever. El se dio cuenta y cambio su carrera universitaria de diseño gráfico a Psicología en un pequeño intento de entender su condición y la de los demás. No sirvio de mucho.
Su ego y sus defectos aumento al igual que su adicción sexual confundiendo amor con sexo, pasión con ganas de masturbarse y negando a desechar su peligrosa colección de pornografía de la que él se decía orgulloso.
Tuve un amigo que era adicto al sexo, que estudia Psicología, que sabe mucho de música indie pero que nunca ha sabido lo que es la verdadera amistad, siempre la confundía con sexo.
Ahora ya no es mi amigo y eso me provoca algo de tristeza dentro de mi, pero también hace sentir un gran alivio su partida...