Episodio 1
EL CHICO DE LAS COPIAS VS. EL TONER DIABOLICO
Hay silencio en la ciudad.
Una risa burlona estalla en los callejones oscuros de la ciudad inundando cada centímetro de la urbe, después todo vuelve a estar en calma, los minutos entre la risa y lo que sucede a continuación parecen eternos pero en realidad suceden a una velocidad impresionante entre la estruendosa risotada y la explosión del banco.
Estallan sirenas y gritos de terror mientras partes del cuerpo llueven hasta a varias cuadras alrededor del viejo banco “Pochincha” mientras un gigantesco ser con garras y piel oscura emerge del lugar de la explosión con un inmenso saco de dinero.
- ¡Alto cabrón! Estas bajo arresto, suelta la bolsa y pon las manos en la espalda –
grito uno de los policías sacudiendo su arma nervioso.
El ser lo observo con sus ojos grises alrededor de su humor vítreo negruzco y sonrió mostrando sus dientes grises y negros como si fueran colmillos. Soltó la bolsa e inclinándose hacia adelante lanzo de sus labios grises un oscuro escupitajo que envolvió a policías y patrullas solidificándose rápidamente sin darle tiempo a reaccionar a ninguno de ellos.
La gigantesca mano como garra se extiende a recoger el bolso lleno de billetes cuando una hoja de papel se lanza para impedir que se lleve su botín haciéndole una herida superficial.
- ¿No crees que has caído muy bajo? – surgió una voz desde lo más alto en el
cielo.
- Eres tú, pensé que te había acabado en el Archivo Histórico.
- Llenar de tinta los libros de la ciudad fue un problema pero dudo mucho que eso
pueda vencerme.
La voz se transformo en un punto luminoso en el cielo y el punto se transfiguro en un muchacho musculoso parado frente al gigantesco ser, ambos sonreía al verse frente a frente.
- Maldito Chico de las Copias, no puedo creer que alguien tan patético pueda
conmigo.
- Déjate de cosas chatarra entintada si hablamos de nombres patéticos tú te llevas el premio digo, ¿Quién se autonombra El Tóner Diabólico?
- Es que, El Tóner de la Muerte ya estaba usado – se excuso el enorme ser
sentándose al lado del saco de billete.
- ¿Y qué tal El tóner 1, 2, 3?
- Eso suena a nombre de correo electrónico, ¿no se te ocurre algo más original?
El Chico de las Copias se sentó sobre una de las patrullas cubierta de tinta negra mientras sacaba un lápiz y una libreta mientras analizaba los posibles nombres para renombrar a su enemigo mientras los curiosos se iban congregando ante aquella bizarra escena.
- ¿El Tóner negro? – sugirió el muchacho mientras iba escribiendo el nombre en su
libreta.
- Lo dices por mi color de piel, eso es racismo.
- Solo se me ocurrió no seas sensible – respondió El Chico de las Copias.
- ¿Qué tal entonces El Tóner del infierno?
- Pero si es casi lo mismo – reclamo el extraño ser mientras se percataba que algo
empezaba a cambiar a su alrededor - ¡Hey! ¿Qué está pasando allá atrás?
- Solo estaba absorbiendo tu tinta y liberando a los policías – respondió El Chico
de las Copias mientras se levantaba de la patrulla y se copiaba a si mismo
abalanzándose hacia aquel ente.
Tres pares de manos derechas se abalanzaron a puño cerrado sobre el ser de tinta y golpeándolo al mismo tiempo lo hicieron estallar en una inmensa explosión de polvo de tinta negra y gris mientras lo que quedaba de su cuerpo que no se había impactado con el piso caía en pequeños copos oscuros manchando a policías y curiosos.
- ¡Oye tú! – exclamo uno de los policías - ¿Qué mierda acaba de pasar?
- No se preocupe – respondió el joven haciendo un rápido saludo militar – todo está a salvo gracias al Chico de las Copias.
Dio un pequeño salto elevándose unos centímetros del piso para después despegar hacia las nubes y perderse en los multicolores tonos del cielo de la tarde de aquella ciudad latinoamericana.
Un bufido se escucho después de que todo el relato hubiera sido narrado.
- ¿Qué mierda se supone que me acabas de leer? – mascullo la anciana mujer.
- Es la noticia de la página principal mama – respondió el joven.
- Que mierda de noticia falsa, ya no debería comprarme ese periódico solo
imprime cuentos falsos y exageraciones – dijo la mujer roja de tan molesta que se encontraba.
- De acuerdo madre, ¿Quiere que vaya a cancelar la subscripción?
- No, me gusta como escriben.
Un suspiro y una sonrisa parecieron converger en el rostro del joven mientras se levantaba del sillón donde se encontraba sentado.
- ¿A dónde vas?
- Debo trabajar madre, hoy me toca hacer doble turno en el laboratorio de CanabisIncorporated.
- No me gusta esa empresa, desde que trabajas para ella casi no te veo.
- Es un buen trabajo mama, pagan bien – respondió su hijo de forma
condescendiente mientras acariciaba su cabello canoso.
- ¿Hoy vendrá Víctor? – pregunto ella con voz cansada.
- Si madre, el te cuidara mientras yo no este.
- Creo que me agrada, parece un buen muchacho.
- Si madre es un buen muchacho.
- Voy a dormir un poco, cuídate Pako.
- Descanse viejita.
Antes de que el timbre pudiera interrumpir el descanso de la anciana el joven ya vestido con traje y corbata abrió la puerta ante la mirada sorprendida de Víctor.
- Pasa, se acaba de dormir.
- ¿Cómo sabias que era yo?
- Lo supuse, siempre vienes a esta hora.
- ¿Puedo fumar hoy?
- Sabes que a mi madre le molesta el humo.
- Y puedo aspirar cocaína.
- Bueno pero cuídala bien, cualquier cosa me avisas, trata de no matarla.
- Está bien, pero tú sabes cómo me pongo con coca encima.
Al salir del portón de su vieja casa familiar empezó a desear regresar a casa de inmediato por el inclemente sol que golpeaba su pálida piel pero no podía darse el lujo de faltar al trabajo, ya no era un niño, debía actuar como un hombre, así a veces no lo quisiera.