Cada cierto tiempo gente del mundo científico y artístico son invitados a compartir cuentos, experiencias y filosofías degustando hierbas que expandan su mente, en este caso el lugar es el Londres de finales de los 1800 y la bebida es el Ajenjo donde creadores como Mark Twain, Oscar Wilde y otros departirán en virtual anonimato cuentos los cuales serán inspiración para futuras obras, la única condición es que nunca intercambiaran información personal ni nombres, solo apodos. Ellos creen que es un ser mortal quien los ha invitado, desconocen la espiral sobrenatural que esta por cernirse sobre ellos y tal vez, nunca sepan que paso en realidad aquella noche de finales del siglo XIX
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