Por:
José de la Cuadra jr.
Cuando
un pedazo de concreto se separó del enorme edificio céntrico aplastando a un
humilde vendedor de lotería la gente de los alrededores se aterro, hubo gritos,
llamadas de auxilio y alguno que otro sádico tomo unas fotos del suceso, pero
cuando los curiosos se fijaron de donde había provenido aquel enorme pedazo de
concreto todos quienes vivían se encontraban alrededor se tragaron sus palabras
y huyeron del lugar evitando acercarse demasiado al cuerpo o al edificio
cercano.
-
No
entiendo, ¿Por qué actúan así? – preguntaba un extranjero que había presenciado
aquella tragedia.
-
Es
por el inmueble – le dijo un abogado que evitaba mirar la edificación.
El
extranjero observaba el enorme edificio de 33 pisos de arquitectura clásica el
cual se elevaba hasta ser coronada con una enorme antena metálica los ojos del
gringo no presto atención a los gritos de la gente a su alrededor, solo se fijó
en “algo” en uno de los pisos y ni se percató cuando la ambulancia que venía por
el cuerpo del vendedor de lotería lo atropello dejándolo muerto con una
expresión de terror en su rostro.
Una historia aborrecible desde
su inicio.
El
edificio del Foro Center se empezó a construir frente al legendario Parque
Central en 1935 luego de desalojar a un grupo de adoradores del demonio de una
vieja casona que fue derribada para edificar aquel edificio que iba a ser
destinado para oficinas.
-
Ustedes
nos expulsan pero una maldición caerá sobre quienes se atrevan a ingresar en el
inmueble que ustedes construyen – exclamo un anciano mientras era arrastrado
por la policía.
-
Cállate
blasfemo – exclamo un cura quien fue uno de los que organizo la expulsión de
los satánicos de la ciudad – tus palabras no tienen efecto ante los hijos de
Dios.
Pero
lo que el cura no sabía es que aquella secta maligna ya sabía cuál sería su
destino y había consagrado aquella tierra al maligno haciendo que la bendición
de cualquier hombre santo fuera inútil ante la presencia del mal en aquel
sector.
-
Es
el tercer accidente en esta construcción se lamentaba el arquitecto al observar
cómo se llevaban a un albañil en camilla con un pie cortado por un terrible
accidente.
La
construcción del inmueble continuo a pesar de la gran cantidad de accidentes
hasta que la obra fue inaugurada 2 años después de su catastrófico inicio.
-
Y
recuerde arquitecto, nadie debe saber sobre quienes habitaban en ese lugar
antes de que hubiera este edificio, ya hable con algunos amigos influyente
sobre eso – le advirtió el administrador de la época al arquitecto.
-
Tranquilo
Señor Mendez, después de todo lo que he visto no quiero poner un pie en ese
edificio nunca más – le respondió el arquitecto notablemente asustado.
Una
cadena de hechos aterradores.
Por
un tiempo el Foro Center fue un edificio muy concurrido y sus diferentes
oficinas fueron alquiladas por abogados de diferente ramas, notarios y doctores
expertos en medicina general, su amplia entrada adornada con estatuas de mármol
clásicas y un escritorio lujoso donde el recepcionista daba la bienvenida a
ocupantes y visitantes era la entrada a un lugar lleno de lujos y tecnologías
de última moda para la época, sin embargo en agosto de 1966 todo empezó a
cambiar de una forma perturbadora.
-
¡Se
incendia la oficina del doctor Arnulfo! – exclamaba una muchacha que huía
aterrada por el pasillo del tercer piso.
Pronto
el incendio se tomó 4 pisos de Foro Center hiriendo a 10 personas y matando a 6
incluyendo al doctor Arnulfo conmocionando a toda la ciudadanía de la época.
-
Es
horrible, yo estaba ahí por una consulta, de pronto el doctorcito se congelo,
se echó alcohol y prendió un fósforo, no sé qué paso – declaro la señora a la
policía con lágrimas en sus ojos.
El
dueño del edificio se apresuró a renovar las oficinas dañadas y abarataron los
alquileres para atraer nuevos clientes pero en lugar de eso muchos de los que
habían estado alquilando por años esas oficinas decidieron abandonarlas
alegando que se veían sombras y se escuchaban gemidos y aullidos que parecían
provenir de las paredes.
-
¡Estamos
perdiendo plata! – exclamaba uno de los dueños en una reunión en el último piso
del edificio – necesitamos ideas nuevas.
-
Podríamos
dar la opción para que la gente que desee vivir aquí lo haga, no solo oficinas
– sugirió uno de ellos.
-
También
podríamos aceptar el trato para colocar la antena de retransmisión en el techo
de este lugar, solo con eso ya tenemos ganancia asegurada por parte del
gobierno – propuso otro.
-
Las
dos son buenas ideas, ¿Usted qué propone? – le pregunto el jefe de la junta a
otro de los copropietarios quien había permanecido en silencio toda la reunión.
El
hombre de mediana edad no respondió a la pregunta, simplemente se levantó de la
mesa y con su mirada fija en la enorme ventana del último piso se lanzó en un
extraño estado de trance al vacío.
-
Las
dos ideas se tomaran en cuenta – balbuceo el dueño que dirigía la reunión
asombrado por la reacción de su compañero – ahora que alguien llame a la
policía y salgamos de este lugar pronto.
Una construcción
legendaria.
Después
de aquel incidente con uno de los copropietarios los incidentes sobrenaturales
fueron bajando de intensidad permaneciendo el 30% de las oficinas desocupadas,
en 1968 se instaló la antena de retransmisión y se dio la opción de vivir en
aquel edificio céntrico.
-
Buenas
tardes, ¿Alquilara una nueva oficina? – preguntaba un abogado canoso a una
pareja joven.
-
No
señor, alquilaremos para vivir – respondía la muchacha.
El
jurista parecía perturbado por aquella respuesta, la mayoría de los oficinistas
se negaba a realizar horas extras y cuando marcaban las 5:00 p.m. abandonaba
corriendo el lugar.
-
Buena
suerte con eso – menciono el abogado caminando de forma rápida lejos del Foro
Center.
A
pesar de aquella regla auto impuesta de quienes laboraban en aquellas oficinas,
todo parecía que se había tranquilizado hasta que una mañana de 1991 todo
inició de nuevo.
-
Buenas
tardes señor, ¿A quién viene a buscar? – pregunto el portero de turno a un
delgado anciano vestido de traje elegante y sombrero.
-
A
usted Don Mauro, su hijo desea verlo – dijo el anciano con una escalofriante
voz de ultratumba.
El
portero no entendía lo que el anciano decía, su pequeño hijo apenas había
cumplido 2 años y el rostro de ese hombre no le era conocido, sin embargo esa
voz le hacía sentir una urgencia de ver a su hijo haciendo que por unos
segundos bajara su mirada de la desesperación que empezaba a sentir.
-
Señor,
¿Conoce a mi mujer? ¿Cómo sabe que mi bebe me necesita? – pregunto Mauro.
Pero el anciano ya no se encontraba en el lugar como
si nunca hubiera estado allí.
-
Mi
hijo… ¡Mi hijo! – exclamo Mauro abandonando su puesto de trabajo para tomar un
taxi hacia su casa.
Por
varias horas la portería del edificio estuvo abandonada hasta que el hombre
regreso al lugar con su hijo de 2 años en brazos e ingreso al inmueble con una
mirada demente en su rostro.
-
¡Señor!
No me pago la carrera – exclamo el taxista que lo trajo hasta el Foro Center.
Al
no recibir respuesta el hombre busco a un policía que lo ayudara y pronto el
conductor se enteró que el señor se había separado recientemente de su mujer y
había secuestrado a su hijo, ambos refugiándose en el techo del lúgubre
edificio.
-
¡Mi
hijo necesita ayuda! – exclamaba Mauro abrazando al infante quien no paraba de
llorar.
La
policía y los familiares de Mauro se reunieron alrededor del edificio
iluminándolo con grandes lámparas, el portero había trancado la puerta del
techo haciendo imposible devolver el bebe a la madre quien se encontraba
histérica y pronto los curiosos y la prensa tapo cualquier acceso al lugar.
1 comentario:
Interesante el cuento! Veamos, mira que logra captar mi lectura hasta el final y con la intriga de que habrá una siguiente parte. Se inicia con una premisa de un estado de posesión del terreno y del inmueble con un historial de tragedias inexplicables. Está basado en alguna leyenda real de la cuidad por si acaso?
El texto es relativamente fluido pero hay errores de puntuación y otros aspectos necesarios de pulir para que no choque al lector. Si este texto tiene un año de antigüedad confío en otra parte.
Saludos.
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