Artículo aparecido en la revista electronica: Misiva No 3 Sep. 2021
Recorriendo
la carretera, mas allá de General Villamil, Playas existe un pueblo que alguna
vez fue cantón llamado El Morro, el cual tiene su nombre gracias a un enorme
cerro que se levanta como la torre de un castillo, allí la historia se confunde
con el pan recién salido de un horno que lleva historia.
Para
el viajero curioso y luego de recorrer los 8 km. Que separan Playas de El Morro
tendrá en mente visitar la restaurada iglesia que data del siglo 18 o dar una
vuelta con los delfines pero en medio del viaje, si pasa a la hora adecuada el
aventurero podría toparse, justo antes de llegar a la antigua iglesia de San
Jacinto con una aroma que lo llenara de nostalgia y hambre, siguiendo aquella
fragancia a pan recién horneado el aventurero se encontrara sin percatarse al
pie de una casa esquinera donde la historia se confunde con la tradición que aún
vive en aquel lugar.
En
una casa de arquitectura antigua existe un local esquinero, sin ningún letrero
pero que cualquier habitante de El Morro puede señalar como La Panadería
Tradicional también conocida como La Panadería de Don Bonny o San Francisco, el
lugar, para quien lo ve por primera vez, no dice mucho de la historia que
encierra aquel local pues a primera vista solo consiste en un mostrador metálico
con fundas de panes, una pared de caña y una persona que atiende, pero las
apariencias engañan.
“El pan pequeño se vende de 6 a.m. a 8 p.m. y
el pan grande se empieza a vender de 11 a.m. a 6 p.m.” afirma María
Granados mientras va ingresando los panes a un enorme horno de barro donde se
preparan los panes de dulce o sal para ser vendidos a un dólar cada uno “El pan se comienza a trabajar desde las tres
de la mañana para que el pan pequeño del desayuno salga a las seis de la
mañana, el pan grande se trabaja a partir de las siete de la mañana y se
comienza a hornear desde las diez de la mañana hasta la una de la tarde"
Afirman
que toda la familia hace las labores en la panadería encargándose algunos del
horno, otro del mostrador y otros del reparto. “Nosotros somos la cuarta generación que atiende esta panadería, siempre
en el mismo lugar desde hace casi 90 años” asegura María colocando otra tanda
de panes en el amplio horno calentado por leña.
“Aparte
del pan también hacemos roscas, quesadillas, cake” Afirman continuando con el
trabajo de ingresar los panes en el antiguo horno y sacar los que ya están
listos para dejarlos reposar en una mesa de madera cercana “El horno de barro es el horno original con
algunas resanaciones” Afirmando que a pesar de su antigüedad y los
temblores aun trabaja horneando los panes para la degustación de los pobladores
de El Morro y otros lugares lejanos.
Y
es que este pan, aunque el local no es tan llamativo como otros en las grandes
ciudades, exporta su pan a países como
España, Chile, Estados Unidos y otras regiones donde probablemente, sin saberlo,
prueban pan tradicional, amasado a mano como cuando se inició el local en 1920
aproximadamente.
A
partir del mediodía carros de otras ciudades empiezan a estacionarse fuera del
local preparándose para adquirir el delicioso pan relleno de historia y tradición, muchos de ellos saben que
detrás del humilde mostrador de metal moderno se encuentra el verdadero tesoro
donde un horno y una familia resguardan una tradición llena de delicia para el
paladar y el corazón de quien prueba este pan, patrimonio de los paladares ecuatorianos y del mundo.
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